Seis años después y a dos meses de celebrar la cuarta edición, algún avance hemos tenido pero todavía queda mucho por hacer. En estos últimos años, hemos podido asesorar tanto a la Unión Europea como al Ministerio de Justicia para conseguir que la Directiva Europea de 2012 recogiera la justicia restaurativa y no sólo la mediación penal así como que en España se incorporara esta Directiva de la mejor manera, hablando por fin de justicia Restaurativa. Y en parte lo conseguimos, por fin, podemos ya hablar de Justicia Restaurativa para así poder llegar a más casos y más víctimas y no limitarnos a un simple encuentro víctima-infractor, inspirándonos en los principios y valores de la Justicia Restaurativa podemos ayudar a muchas víctimas de diferentes maneras, porque cada víctima es diferente de la otra, y por eso la ayuda debe adaptarse a cada una de ellas. Sin duda, esto es lo bueno de esta Justicia, su flexibilidad y sus muchas posibilidades que no solo se limitan a un simple encuentro víctima-infractor, en el que se deja fuera a otros afectados por el delito, los allegados de ambos por ejemplo.
Sin embargo, a pesar de estos avances, seguimos pensando que toda la justicia restaurativa se reduce a mediación penal y a estos encuentros cara a cara, además establecemos una y otra vez que la mediación penal es un mecanismo alternativo para la solución de conflictos, sin embargo, es mucho más ,al menos en el ámbito penal, no se trata de solucionar pequeños delitos y evitar el juicio, se trata de ayudar a las víctimas a afrontar el trauma de sufrir el delito y a que puedan ser reparadas, no solo de forma material sino moral, también se trata de ayudar a los infractores a concienciarse de lo que han hecho para así poder sentir ,que su deber es compensar el daño que causaron, no es un simple encuentro es un proceso de dialogo con énfasis en la curación y sanación. La mediación penal como una herramienta más de la justicia restaurativa, es buena y eficaz no solo para delitos leves sino también para delitos graves, sin embargo no es un mecanismo alternativo, estas herramientas restaurativas están hechas para ayudar a los afectados por el delito, no para agilizar los juzgados ni para colaborar con los jueces en descongestionar los juzgados. Por eso, esta IV edición pretende por un lado valorar los avances realizados desde el 2010, año de la primera edición, ver las experiencias prácticas que se han realizado y cómo se pueden realizar algunas otras, también hablaremos de la importancia de contar con una regulación especifica como el Estatuto de la víctima, sin embargo, también pretende ser una llamada de atención para que el legislador dignifique la labor de los facilitadores penales y que por fin se den cuenta que tienen que establecer servicios de justicia restaurativa públicos y gratuitos en toda España, con personas dedicadas en exclusiva a la justicia restaurativa, esto no es un desiderátum sino que así se establece en el Estatuto de la víctima. Asimismo en esta IV edición, podremos ver las experiencias en justicia restaurativa en México, sus avances y su forma de abordar la confusión justicia restaurativa y mediación penal. Con todas estas premisas sin duda, esta cuarta edición del Congreso Internacional de Justicia Restaurativa, promete ser muy interesante y sobre todo crear un llamada de atención para que el legislador y las administraciones se dejen de fomentar convenios, sin aplicabilidad práctica y de una vez y por todas, apuesten por la Justicia Restaurativa, ya que además será una forma de ahorrar dinero y de mejorar la imagen que el ciudadano tiene de la Justicia Penal.
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