viernes, 2 de enero de 2015

La frecuente desilusión que nos produce la Justicia, nos impide ver los beneficios de la Justicia Restaurativa

El último día del año,  se publicó una noticia en el Confidencial acerca del Estatuto de las víctimas, que pronto estará en vigor en España y cómo contempla posibles encuentros entre víctima e infractor. A raiz de esta noticia y algún comentario de personas de la calle, me he dado cuenta que estamos tan acostumbrados a que la Justicia nos desilusione, que no vemos las buenas noticias.Me explico,  la noticia hablaba de cómo se potenciará el papel de la víctima, será la primera en ser atendida de acuerdo a sus necesidades y esto favorecerá la reinserción del infractor, sin tener efectos jurídico beneficiosos inmediatos para los infractores por el mero hecho de tomar parte en estos encuentros,  al menos en delitos graves.

Sin embargo, las personas lo que leían es que con pedir perdón el infractor, no iba a ser castigado y que era una forma de coaccionar a las víctimas. Estos comentarios, pocos pero si reveladores me han hecho recordar algo que siempre he dicho, y es que los que nunca hemos sido víctimas, somos más punitivos que las propias víctimas. Y además,  me he dado cuenta que todos,  no solo los profesionales de la Justicia, parecemos saber qué quieren las víctimas mejor que ellas mismas, y sin duda, no debemos ver a las víctimas como "incapaces", al contrario, nadie mejor que ellas para decidir si desean participar en un proceso restaurativo o no. Últimamente veo cómo se piensa que las víctimas son vengativas, y que solo quieren penas más duras para el infractor, estos juicios de valor sobre las víctimas, no son del todo ciertos, puesto que si se muestran en alguna ocasión punitivas es porque es lo único que encuentran para sentir un poco de alivio con respecto al delito sufrido. Muchas veces, oímos decir : "solo quiero que sufran lo mismo que he sufrido yo" esto lejos de parecerme punitivo, lo que me hace ver es que las víctimas o al menos muchas de ellas, reclaman ser comprendidas, quieren ser escuchadas y sobre todo quieren que los infractores y la sociedad en general, tenga la empatía suficiente como para ponernos en su lugar. Todo esto, lejos de ser retributivo,  es lo que promueve la Justicia Restaurativa.

En cuanto a por qué los que no son víctimas son más punitivos, es una cuestión compleja, que conlleva ciertos matices porque para muchos las penas más duras son la solución a la delincuencia, sin embargo, esto ha quedado demostrado que no es así, y que el temor al castigo no hace que haya menos infractores delinquiendo, por otro lado, nadie dijo que la Justicia Restaurativa es blanda y que el infractor con ella no va a recibir su reproche, al contrario, en delitos graves no será eximido del juicio pero es que además enfrentarse a las consecuencias de su delito y ver y escuchar a la víctima, para muchos infractores es más duro que el propio juicio y que ir a la cárcel.

La Justicia Retributiva o punitiva se centra de forma exclusiva en que el mayor de los castigos posibles se imponga al culpable, olvidándose de las víctimas casi por completo. Este castigo no mitiga, ni repara por si solo el daño causado, quizá ayuda a las víctimas a pensar que durante un tiempo este delincuente no volverá a dañar a nadie pero esto solo retrasa el dolor y no compensa el daño real y tangible que sufrieron. Para los que no hemos sido víctimas, pero sí somos potenciales, puede suponer más que un alivio y una forma de recuperar el sentimiento de seguridad al saber que el delincuente tardará tiempo en salir a la calle y en tener una nueva oportunidad de delinquir. De alguna manera, el daño potencial de sufrir un delito se mitiga o compensa, evitando durante cierto tiempo este riesgo, por eso frecuentemente somos los que no hemos sido víctimas, los más punitivos. Pero para las víctimas directas, o al menos muchas de ellas, es necesario algo más, algo que no consiguen con ser punitivas exclusivamente: la restauración emocional. Aquí es donde tiene cabida y da esperanzas la justicia restaurativa, abordando las dimensiones emocionales de la delincuencia y transformando y canalizando estas emociones no positivas y destructivas por algo constructivo (motivaciones sanadoras). Esto no servirá para todas y cada una de las personas que sufren un delito, pero para muchas si, (más de las que podemos pensar). Es necesario seguir promoviendo qué es esta Justicia pero de una forma clara evitando titulares como los que a veces vemos de que con ella se evitará el juicio etc.....obviamente no valdrá para todas las víctimas y todos los infractores pero si debería ser una posibilidad para todos ellos. 

Tanto la Justicia Retributiva como la Restaurativa aunque puedan para parecer radicalmente diferentes, tienen el mismo objetivo y este es reequilibrar las consecuencias del delito, la diferencia es que una se centra en el castigo y la otra en la víctima y sus necesidades, sin descartar en un delito grave la pena.

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