viernes, 21 de junio de 2013

La Justicia penal no fomenta la responsabilización del infractor

Estos días que en España, se está siguiendo de una forma para mi demasiado pública, el juicio por el padre acusado de haber matado a sus hijos, he reafirmado mi convicción de que la justicia tal y como está concebida hoy en día,  no atiende las necesidades de los ciudadanos y de las víctimas.
Me explico,  en lugar de intentar que el delincuente se responsabilice de su conducta y así pueda ver que lo que hizo, causó un daño real y tangible a una o varias víctimas, le dice al acusado que tiene derecho a no declarar y en todo caso si declara a no confesarse culpable. ¿qué fomento de la responsabilización hay, cuando se le está incitando a mentir?. La justicia penal avala que el infractor mienta sobre el delito, minimice los hechos y en todo caso utilice todas las armas a su alcance para  no asumir que su acción ( si efectivamente es culpable) causó dolor y daño a otros seres humanos. ¿Qué respeto se tiene para con las víctimas, que no sólo tienen que asistir como meros testigos al juicio sino que tienen que escucharlo no declarar? ¿Y si declara?, pues será aun peor porque amparándose en sus derechos constitucionales, se le dice que puede mentir como le dé la gana.
Sé que es difícil conjugar los derechos del acusado con los de las víctimas, pero al menos debería tenerse más consideración con estas últimas,  que son las que sufren.
Por eso, para aquellos que critican la justicia restaurativa, yo les diría que al menos esta forma de entender la justicia fomenta y propicia que el infractor reconozca y asuma lo que hizo y en todo caso, y si no se consigue dignifica a la víctima y la hace sentir que son respetadas y tenidas en cuenta.
 
Ante esto prefiero un infractor que reconozca el delito que cometió y reciba el castigo adecuado que uno que lo niegue hasta las últimas consecuencias, aunque posteriormente sea condenado y cumpla una condena larga y dura.
¿Por qué? Porque cuando salga, estoy completamente segura que a pesar de haber sido duramente castigado, hay muchas probabilidades que vuelva a delinquir porque al no asumir el delito, él mismo se habrá creído su historia y se considerará víctima del sistema, con la consecuencia de cierto resentimiento a la comunidad y menos empatía hacia las potenciales víctimas.
 

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